SAL DE LA TIERRA PARA LA MERCED

Hoy, día de la Merced, en la que tantos jóvenes de hermandades jerezanas  emplean sal teñida de colores diversos para tejerle de cariño alfombras a su Patrona, me he  acordado de ese versículo del evangelio de  San Mateo: 

“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo”  

Ayer, precisamente en la plaza de San Mateo, bajo la protectora mirada de nuestra Madre de la Merced que presidía el balcón de la casa de hermandad,  fueron muchos los granos de sal que hicieron posible que una sencilla verbena se transformara en esa luz que a la que se refería nuestro Salvador. Y no me refiero al destello de los cientos de bombillas que conformaban las guirnaldas, ni a los focos que iluminaban la remozada espadaña, ni a las coloridas ráfagas que acompasaban la música que sonaba;  me refiero a todas esas personas que dieron lo mejor de sí mismas para mucha gente viviera y entendiera que los cristianos debemos dar luz a este mundo. 

Porque a pesar de tantos medios y comodidades, supuestos avances en derechos y libertades, conquistas médicas y científicas, culto al cuerpo y la efímera belleza y a tantos otros valores en los creemos basar nuestra felicidad, muchos seres humanos sienten que su vida está vacía y le falta “sal”. 

Y es que este mundo está falto de esas pequeñas cosas, de esos pequeños gestos y detalles que llenan la vida de sentido y hace que la amemos en toda su extensión.  Porque es precisamente cuando se echan de menos esas cosas cuando en verdad se valora lo que hemos perdido y lo mucho que las añoramos.   Y ayer las miles de personas,  que pasaron  por la recoleta plaza del barrio de San Mateo, pudieron decirle a sus hijos que esa era la “sabrosa” época que llenó sus vidas. 

Familias reunidas alrededor de una mesa con clásicas viandas de siempre, niños deseosos de obtener ese regalo en la tómbola o de pescar algún punto en el barreño de los patitos. Abuelos, con sus hijos y sus nietos recordando sus verbenas de antaño, padres agradecidos de ver a sus hijos saltando en las colchonetas sin móviles en las manos…  Todos comentaban lo mismo; ¡Qué bien lo hemos pasado! 

Sal de la tierra y luz de almas necesitadas de esos valores perdidos que ayer conformaron tantos granos anónimos que, para evitar dejarme a muchos en el tintero, prefiero no nombrar.   Cada uno de esos granos lo sabe en su corazón y vieron que su esfuerzo mereció la pena y el reconocimiento de los demás.  Bien puede sentirse orgulloso de haber cumplido con lo que Jesucristo nos pedía para este mundo y yo, como hermano mayor de esta Hermandad sólo puedo darle las gracias en nombre de Él.  

Esta tarde cuando nuestra Patrona,  la Virgen de la Merced, salga por las calles de Jerez,  sabrá que más allá de esas alfombras de colores que encontrará a su paso, hay muchos granitos de sal que a lo largo de todo el año van desparramando por esta tierra tantos cofrades jerezanos. Es el vino de las Boda de Caná, el perfume de nardo de María, el agua fresca del pozo de la samaritana. Es el amor desprendido de un cristiano que le da  sentido a su propias vida entregándolo a los demás.  

Sin duda, no habrá mejor alfombra para la Virgen morena ni mejor luz para nuestro mundo que amar y entregar lo mejor de nosotros mismos al hijo que lleva en sus brazos. 

Paco Zurita 

Día de la Merced 2022 

SOLO TU LUZ

¿A dónde podemos ir,
vagabundos de la tierra,
si sólo, Señor, tú tienes
palabras de vida eterna?

¿Cómo poder resistir
la zozobra en la tormenta
si sólo, Señor, tu voz
calma las aguas revueltas?

¿Qué luz nos podrá alumbrar
cuando el sol pierda su fuerza
si la luz que no se apaga
no queremos que la enciendas?

¿Qué hombre podrá decir
“Todo lo puede la ciencia”
si no sabe ni explicar
la razón de su existencia?

Porque la luz eres tú
y aunque no queramos verla
es la única que puede
sacarnos de las tinieblas.

Paco Zurita
Septiembre 2022

POR LOS OTROS

La vida sigue…….Pensaba desde mi terraza de Sanlúcar de Barrameda  en esta fresquita mañana de un julio que ya se nos marcha. La gente paseaba siguiendo el azul del Guadalquivir hasta Bajo de Guía.  Otros desayunaban plácidamente en el chiringuito,  donde se respiraba la brisa de la bajamar, o había quienes se apoyaban  en el barandal del paseo marítimo que, más allá de la  playa, contemplaba las doradas arenas y los verdes pinos  de Doñana.

La vida sigue y vivimos ausentes de los males del mundo que también siguen existiendo aunque no queramos verlos; la guerra en Ucrania,  las miserias de pueblos olvidados, los que luchan por salvar nuestros bosques de manos incendiarias,  los que trabajan por la paz y por  la justicia jugándose sus vidas… ¡Son tantos!

La vida sigue y aquellas  vidas de los desheredados de la tierra también siguen entre sudores, sangre y lágrimas por causas que parecen lejanas pero que son tan humanas como las nuestras.

Pensamos que estamos alejados de todos ellos. Que sus sufrimientos no son los nuestros, que sus problemas nunca llegarán a nuestras confortables vidas.  Pero llegarán tarde o temprano cuando seamos agraciados con el cupón de las desgracias  y con ellas también el de nuestros propios sufrimientos.

En la ruleta de la vida hoy puede  salir rojo y mañana negro. Hoy podemos ver un horizonte azul y mañana lo veremos gris. Hoy sale el sol y mañana se pondrá en el horizonte entre las nubes de nuestras desdichas.

Y mientras salga el sol… ¡No pasa nada!; seguimos en  nuestra acomodada vida con  el convencimiento de que es mejor no pensar en males ajenos aunque,  a la tarde, llegará el ocaso de nuestras alegrías.

Quizás por todo ello no dejo de pensar en “los otros” y aunque el hecho de  pensar no es suficiente, al menos es necesario para hacer algo de justicia. Es un primer paso para darnos cuenta de que la vida que tenemos es prestada y que, en buena parte, nos la han regalado otros sacrificándose  a cambio  por nosotros.

En su empresa contra la tiranía, la opresión y el fanatismo,  otros seres humanos  luchan, sufren y mueren  por nuestra libertad y por los valores que llevan a ella. Cerca o lejos de nosotros, gracias a ellos, nuestras vidas siguen….

Porque hoy luchan otros y mañana puede que tengamos que luchar nosotros, o bien, como algunos proclaman, ceder a las exigencias de los tiranos para no derramar sangre inútilmente  aunque en el futuro, cuando esa opresión sea insoportable,  se acabe derramando  la sangre de nuestros propios  hijos.

Puede que no tenga sentido para muchos egoístas ignorantes el esfuerzo abnegado de misioneros, soldados voluntarios por causas justas, trabajadores incansables de ONG, gente que se entrega por los demás sin recibir nada a cambio….

Al menos, lejos de inútiles e hipócritas  buenismos,   pacifistas proclamas  o interesadas voces  del “no a la guerra” (especiamente cuando esas guerras van en contra de sus posicionamientos e intereses partidistas), por respeto a los que padecen y mueren por causa de  nuestra libertad, hoy entono agradecido este humilde  canto de alabanza.

Paco Zurita

Julio 2022

UN REGALO DE DIOS

Todavía con el dulce regusto de los hermosos momentos vividos que impregnaron mis sentidos, pero ya desde el sosiego de la razonada calma tras esos intensos días,  aún me conmueve la imagen de ver el cielo en la tierra.

Quizás porque el regalo más hermoso es el que se ofrece,  he descubierto el secreto escondite de donde mana la felicidad en los rostros de las Hermanas de la Cruz. Porque en nuestro afán de hacerles el  regalo de llevarles a la Virgen del Desconsuelo por el LXXV aniversario de su llegada a Jerez, nos hemos llevado la alegría de dar felicidad y recibirla al mismo tiempo quintuplicada.

Es como el milagro de la multiplicación de  los panes y los peces, como la cesta interminable de fray Leopoldo, como esa frase de San Francisco  que decía que “Dando se recibe”…. O el hermoso verso de Santa Teresa “Quien a Dios tiene, nada la falta”.   Es la constatación empírica de la frase profética de Jesús al enviar a sus discípulos al mundo; No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias….   Es el día a Día de las hermanas de la Cruz que ante la adversidad, las dificultades y los imprevistos de la vida responden con una sonrisa en la boca “Dios proveerá”… ¡Y siempre provee!

En nuestros miedos y ansiedades por el futuro, no nos fiamos de esa promesa de Cristo de proveernos con lo necesario para el camino; bien al contrario, preferimos prever, ser precavidos, cicateros y acaparadores. Nos gusta llenar bien las alforjas y no regalar zapatillas que no utilizamos por si se nos rompen en el corto caminar por esta vida.

Al verlas tan llenas de gozo vistiendo a la Virgen, besando sus manos, mirando su rostro, me preguntaba si realmente sabemos qué es amar, si realmente sabemos ver en las mejillas de María el ardor y la entrega que ven las hermanitas en cada una de las ancianas que cuidan, que miman y que aman, como si se tratara de la mismísima madre del Señor… Y, observando aquella escena de verdadera pasión, no nos quedaba más remedio que rendirnos a esa lección de humildad y plenitud al mismo tiempo, de sosegada calma de espíritu y felicidad en el alma.

Como una catarsis de amor incontenido, nos marchamos del convento con las almas elevadas, mirando al prójimo de otra manera, tratando de repartir el infinito cariño que habíamos recibido tan gratuitamente. Volvíamos radiantes, generosos, satisfechos, sumergidos en un sueño de hermandad.

Después de los bellos días vividos al arrullo de sus cantos, de sus atenciones y sonrisas, de sus desvelos e infinitas respuestas de “Que Dios se lo pague”, los componentes de esta vieja cofradía recibimos, en respuesta a nuestro sencillo pero sincero presente a las Hermanas de la Compañía de la Cruz, el regalo más hermoso; saber encontrar a Dios por medio de la Virgen. Saber admirar, como lo hacen ellas, el espejo impoluto de aquel bendito ser que llevó a Cristo en su vientre y lo recibió al pie de la cruz para devolvérselo al Padre. Entender el camino que nos debe llevar por esta vida para llegar hasta Él. 

Después de la experiencia vivida, ya no podré volver a mirar a la Virgen del Desconsuelo de la misma manera. Las Hermanas de la Cruz nos hicieron el inmenso regalo de saber ver en sus ojos el camino que lleva a Dios.

Paco Zurita

Julio 2022

TERMITAS EXPLOSIVAS Y VALORES CRISTIANOS

Hay una especie de termitas endémica de la Guayana Francesa, la Neocapritermes taracua, de la que los humanos deberíamos aprender en gran medida. Y es que nuestra especie, culmen de la civilización más avanzada, compendio de valores y  orgullo de la creación se está convirtiendo cada vez más en la antítesis de la sociedad que forman esos diminutos insectos.

Fue buscando en la red información sobre las temibles termitas donde me saltó al azar “explosives termites” y, sucumbiendo a mi insaciable curiosidad, abrí el sugerente enlace.  Cuanto más leía, más información ansiaba, sorprendido sin duda por la ejemplar muestra de sacrificio que esos bichitos están dispuestos a asumir en aras del bien común. Un bien que es comúnmente escaso en la avanzada sociedad humana.

En la colonia termitera son las “termitas soldado” las que defienden a su comunidad pero, cuando las cosas se ponen feas, hasta las obreras se emplean en su defensa. Son curiosamente las obreras de avanzada edad las que desarrollan unos cristales que, unidos a una sustancia segregada dentro de su organismo, produce una reacción química que es letal para intrusos y enemigos impertinentes. Basta tan solo con hacer estallar su propio abdomen, que causa la muerte de la termita,  para que los compuestos químicos reaccionen y acabar con los enemigos en un santiamén.  Dicho de otra forma, el individuo muere para que los congéneres vivan.

La historia está llena de casos de seres humanos que han dado su vida por los demás, normalmente movidos por los hoy tan perseguidos, denostados y calumniados valores cristianos. Recuérdense los casos de Ignacio Echeverría, Gaetano Nicosia,  Maximiliano Kolbe, Arnau Beltrame, Helena Agnieszka y una interminable lista  de personas que, siguiendo el ejemplo del que se dejó crucificar por todos nosotros, sacrificaron sus propias vidas para salvar las de otros muchos.

Pero desgraciadamente muchos de los de nuestra especie, quizás tratando de esconder sus propias miserias, manifiesta mediocridad, escaso bagaje cultural y laboral y profundo desprecio por los que no opinan como ellos,  desdeñan los valores cristianos sobre los que se cimenta nuestro mundo y ensalzan otros que tampoco conocen en su integridad. Y así  comprenden, admiran y promueven culturas que amparan la mutilación genital de las niñas, la limitación de su acceso a la educación, las discriminatorias y carceleras prendas que ocultan sus rostros, la esclavitud sexual que llega al vil asesinato por negarse a matrimonios indeseados.  Muchos de estos personajes buscan en la política punta de lanza de sus pobres carreras en la vida civil.  Políticos advenedizos que se vanaglorian de legalizar abortos a los dieciséis años y sienten orgullo por indultar a una “madre defensora” que, negando la educación más elemental a su hija, la tenía como un animal salvaje apartada de la civilización.  Feministas de escaparate y de lenguaje retorcido e imposible de soportar en el que tantas veces se enredan pero que muchos mojigatos y peleles de lo políticamente correcto imitan como gesto de estúpido intento hacia la igualdad de género.  Dirigentes que sacrifican a servidores públicos de brillante trayectoria e integridad profesional para contentar a sinvergüenzas y asegurarse la continuidad en el poder. Gente que banaliza el aborto y la eutanasia como iconos de libertad y que no enseñan ni ayudan a crear alternativas que posibiliten apostar por la vida.

Corruptos y vividores de las empresas que les da de comer y que se venden por un puestecito a la sombra. Parásitos  y chupaculos que ascienden en el trabajo y  en la vida sin dar un palo al agua o dando un palo cuando nadie se dé cuenta. Políticos de pacotilla que se nutren del seguidismo aborregado de crías amamantadas en el individualismo, en el egoísmo y en posturas transgresoras que venden como progresía y libertad.  Mutación dominante en la especie “Homo Sapiens” que evoluciona en el “ande yo caliente” que les permite vivir mejor a costa de la inacción y el entreguismo de sus adoctrinados ciudadanos y votantes.

Y mientras ocurre todo esto y no nos falte una media de gambas, sea como sea la fuente de donde vengan, esta panda de charlatanes y mangantes seguirá vendiendo su discurso al pueblo fiel y sumiso que no hace nada para evitarlo. Al menos hasta que los entregados ciudadanos, adormecidos por tanta libertad lograda, se den cuenta, como  en el viejo Oeste,  que la pócima mágica para recuperar el pelo que vendían los feriantes, era agua tintada y la media de gambas gratis la acaben pagando con el sudor de su frente.

Seguí leyendo entusiasmado el artículo de las termitas explosivas mientras soñaba con una sociedad distinta, sin ambiciones, sin miedos, sin injusticias, sin imposiciones. Una sociedad en la que los mejores son aquellos que se sacrifican por los demás y no los que sacrifican a los demás para seguir viviendo de lujo. Una sociedad que muchos se empeñan en hacer desaparecer para no poner en peligro su mortal paraíso terrenal, pero que pervivirá mientras haya un ser humano que tome el testigo del que aquel carpintero que murió por lograrla y perpetuarla en el cielo.

Paco Zurita

Mayo 2022

ALMA COFRADE RENOVADA

El pasado domingo fue uno de esos días en los que mi alma cofrade se recarga de ilusión y  de ganas de seguir trabajando por la Iglesia desde una hermandad.  Y es que,  también impregnado de la fuerza del Espíritu Santo que quince hermanos recibieron por medio de nuestro obispo durante su confirmación, me sentí renovado y fortalecido por esa misma fuerza que hace muchos años, siendo aún muy joven, recibí de manos de D. Rafael.

En este mundo nuestro en el que prima la desacralización y las banalidades mundanas, me llena de orgullo que en el seno de mi hermandad haya personas que quieran vivir su fe en Cristo y trabajar por su Iglesia. Me llena de profunda satisfacción y entusiasmo que, más allá de la Cuaresma, de la salida del Martes Santo, de esa belleza exterior que tiene nuestro mundo cofrade, encuentren en la palabra de Dios un camino de servicio al prójimo y un modelo de vida que mostrar a los demás.  Me llena de motivos y de ganas de seguir trabajando que,  de esta tierra, muchas veces incomprendida, menospreciada y criticada  por tantos, haya espigas que germinen y den mucho fruto.

Y así, disfrutando de ese momento sublime en el que esos hermanos recibían con gozo la fuerza del Espíritu, contemplaba con pasión inusitada el fruto del amor de Dios. Un amor transmitido a sus preparadores, que cada viernes no han faltado a la cita. Un amor transmitido a nuestro obispo D. José, a nuestro párroco D. Carlos y  a los sacerdotes y diáconos que concelebraron el acto. Un amor transmitido a los confirmandos cuyos rostros reflejaban la alegría del regalo recibido tras dos años de preparación. Un amor repartido a manos llenas a cuantos participaron en ese momento mágico que evocaba a aquel primer Pentecostés.

Fue un verdadero regalo ver a un padre y a un hijo confirmarse juntos. Fue una verdadera delicia ver un  joven, confirmado el pasado año, ser el padrino de su madre. Fue una inigualable dádiva ver a dos costaleros portando sus molías de plata en la solapa confirmando con alegría su fe en Dios.

Apagados ya los ecos de cornetas y tambores, de las crónicas pasajeras y vanaglorias mundanas de la pasada Semana Santa, junto a mi alma cofrade renovada, fueron muchos los miembros de la Junta de Gobierno y hermanos en general que sintieron como propios los soplos del Espíritu Santo que nos recordaban para qué trabajamos, para qué somos miembros de una hermandad, para qué nos quiere Dios en el seno de las cofradías.

La Virgen del Desconsuelo, como aquel día del Pentecostés, nos miraba y nos guiaba desde arriba.  Y yo la miré a Ella y a esos quince…. Y sonreí pensando en el hermoso futuro que aún le espera a este mundo.

Paco Zurita

Mayo 2022

A MI PADRE

Quiso Dios que yo naciera un día de San José que, además, era Domingo de Ramos. Me llamaron Francisco por aquel abuelo al  que, desgraciadamente,  no pude  conocer y José por haber llegado al mundo en tan señalado día.

Era demasiada tentación para mi padre poder bautizar a su primer hijo ante su Virgen del Desconsuelo la mañana de un Martes Santo de 1967. Y esa misma  tarde mi padre vistió la túnica rojinegra orgulloso de tener a un hijo, ya bautizado,  al que transmitirle todo el amor que sentía por su Hermandad.  ¡Y vaya si lo consiguió…!

Hoy, siete de abril de 2022, en el que mi padre cumple 83 años y yo paso de los 55, no siento el menor rubor en reconocer el profundo amor y admiración que siento por él, por su ejemplo, por su legado. Porque es de esas personas que lleva en su sangre la nobleza y la elegancia de dar sin pedir nada a cambio.  De transformar el mundo que le rodea para hacerlo más justo y mejor.

De saber ver lo bueno que existe en cada corazón humano sin importarle el daño que le han causado muchas veces.

De aceptar la voluntad de Dios y los malos momentos con determinación y  una sonrisa.

De ver felicidad en las ocasiones en los que otros ven martirios

De mirar a los ojos cara a cara  a cualquiera que se cruce en su camino sabiendo que tiene el alma limpia y el corazón puro.

De saber decir las cosas sin ofender y de escuchar las ofensas sin guardarse reproches…

El tiempo pasa y con su magistral lección de vida, todos vamos comprendiendo los desvelos y enseñanzas de aquellos que guiaron nuestros primeros pasos y nos mostraron el camino que debemos seguir en nuestro peregrinar. Y sonrío al comprobar que cada día, aún sigue mi padre dándome la mano cuando las cañadas se vuelven estrechas y oscuras.

Mirándome en su espejo, trato con todas mis fuerzas de hacer lo mismo con mis hijos para que algún día, ellos también lo hagan con los suyos.

Muchos me llaman Santiago. No me importa; No los corrijo, sonrío y contesto. Él no me dio su nombre porque quiso que mi madre tuviera un hijo que se llamara como el padre que tan joven perdió. Y, sabiendo que Dios siempre está detrás de todo, yo también sonrío al  saber que pareciéndome a mi abuelo, llamándome Paco Zurita, me llevo un trocito de cada uno. Al fin y al cabo, con orgullo indisimulado de hijo, pregono a los cuatro vientos que SANTIAGO ZURITA, sólo puede haber uno.

Paco Zurita

Abril 2022

GOD-FULNESS

No. No les faltaba razón a mis seres más queridos. Estas pasadas Navidades, conocedores de los nuevos tiempos que se me avecinaban como prejubilado, mis más allegados pensaron con buen criterio que no habría mejores Reyes que una buena ración de libros que mantuviera mi mente ocupada. Y, aunando esfuerzos y bien encaminadas intenciones de inculcarme sólidas e ilusionantes ideas para nuevos proyectos de vida, me inundaron de obras de prestigiosos autores, eruditos todos en cultivar el poder de la mente y practicar el “Mindfulness”
Aunque ya había leído y experimentado algo sobre esta técnica para llegar a la “conciencia plena”, leí con avidez y entusiasmo todos esos libros que, además, fueron mi bálsamo para pasar las largas horas de un nuevo confinamiento por el dichoso Covid 19. Así, sumergiéndome en ese mundo maravilloso del enorme potencial de nuestra mente, aprendí sorprendentes datos científicos, fisiológicos, empíricos y toda índole en los que descubrí que todos tenemos un primitivo cerebro reptiliano (de lagarto simple y llanamente) que es el que nos permite sobrevivir y reaccionar ante los estímulos y necesidades más básicas. También que es el evolucionado lóbulo derecho del cerebro humano el que nos diferencia del resto de los mortales por su especialización en ahondar en lo desconocido, en lo oculto, en lo espiritual…
Y partiendo de todas esas realidades científicas, los autores ahondaban en la búsqueda de ese estado de la consciencia que se alcanza a través del misterioso lóbulo de derecho y que es el nos permite soñar, progresar, innovar y alcanzar metas insospechadas para la mayoría de nosotros. En esa apasionada y ansiada búsqueda del equilibrio y plenitud mentales, los avezados autores no dudaron en recorrer medio mundo para encontrar aquellas culturas o personas que lo han conseguido; Tribus primitivas de América, monjes budistas, hinduistas….. Gentes que, en definitiva, han hallado un estado de la consciencia que los ha llevado a encontrarse a sí mismos, a reencontrarse con su espíritu más puro, más auténtico, desde el que emprender un camino nuevo y apasionante. Con técnicas, entre otras muchas, como el Yoga o el mindfulness, tratan de guiarnos por ese ilusionante camino de descubrir nuestro interior más profundo, oculto y auténtico.
Curiosamente, si algo tienen en común todos los autores es en reconocer el fuerte componente espiritual de estos métodos que, se sea creyente o no, es consustancial al ser humano por esa búsqueda constante de lo desconocido, de lo inmaterial…. También es llamativo que la mayor parte de estas técnicas nacen en culturas profundamente religiosas donde el estado de ausencia de dolor y sufrimiento está íntimamente relacionado con el encuentro de esa espiritualidad interior. Esa divinidad tiene muchos nombres y muchas manifestaciones a lo largo del mundo y de la historia pero hay un solo Dios y es el mismo para todos, aunque muchos pretendamos hacerlo sólo nuestro
Sin despreciar ni mucho menos todas esas maravillosas técnicas que ayudan a encontrar el “karma” de cada uno de nosotros, también me percaté al instante que lo verdaderamente importante es el camino que lleva hasta él. Casi inadvertidamente, en el profundo deseo de transitar el mío, encuentro el equilibrio mental y la fuerza invisible de cada día en la sosegada paz de un sagrario o de un lugar apartado donde llega a escuchar la voz de Dios. El Dios de los que creemos en Cristo no hay que buscarlo; vino a encontrarnos él mismo, haciéndose uno de nosotros, entregando su vida y dejándonos su presencia en forma de sacramento eucarístico. Ya lo encontraron místicos como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Ávila. Y lo siguen encontrando gente a la vuelta de la esquina buscando esa paz interior en el fondo de su alma.
Quizás sin saberlo estaba practicando mindfulness sin moverme del lugar en el que Dios me puso, como aquel alquimista de la novela de Paulo Coelho. Pero para que muchos hijos de este mundo amante de lo novedoso, postmoderno y encantador de almas perdidas me entiendan y puedan alcanzar esa libertad que ansían, debería llamarlo “GOD-FULNESS”.

Paco Zurita
Febrero 2022