LOS OTROS SAN JOSÉS

Hoy, día de San José y en este año que el Papa Francisco dedica a este Santo, me he acordado de la película “El Abuelo”, basada en una novela de Benito Pérez Galdós que me marcó profundamente en mis convicciones, quizás porque relata de forma magistral dónde reside realmente la paternidad y la relación filial, independientemente del lazo de sangre que una a las personas.
Si hay un personaje en la historia que retrata perfectamente el valor de lo que debe ser un padre, aun no siendo el progenitor de la criatura, ese es San José, que aceptó la voluntad de Dios y fue el “Pater Putativus” (de ahí el origen de los Pepes), del mismísimo hijo de Altísimo. Y es que el amor es el verdadero fundamento de la paternidad y el que crea vínculos que son más poderosos que el de la mismísima sangre, como fue el caso de este padre adoptivo del hijo de la Virgen María.
Y pienso en todo esto porque en nuestro mundo de hoy que ensalza valores materiales, abusos contra la vida, abandono de hijos y tantas y tantas injusticias incalificables, cobra especial valor el gesto de tantos seres humanos que abrazan la paternidad con el corazón y no con la llamada de la naturaleza.
Y es que, gracias a Dios, sigue habiendo en nuestra sociedad actual muchos “San Josés” que demuestran que ser padre es mucho más que haber fecundado un óvulo o cumplir con obligadas sentencias judiciales. Abrazar la paternidad es sentirse padre en todos los momentos de la vida, sintiendo amor por ese ser que, bien por causa natural, bien por avatares del destino, Dios nos ha puesto en nuestro caminar por este mundo.
Y así, me acuerdo de todos aquellos que han adoptado hijos abandonados, que han dado a niños el amor que han escatimado otros, que han amado a las madres que otros han maltratado, que han donado órganos o han dado la vida por otros, que han renunciado a la paternidad para ser misioneros o ministros de Dios, que han demostrado ser los verdaderos padres aún no llevando la misma sangre en sus venas.
De igual manera, esos hijos que han crecido en el amor que se les ha dado de forma incondicional, han llenado su corazón de la misma sustancia inmaterial que han recibido de esos padres adoptivos y han conseguido diluir en el tiempo la huella de una semilla que sólo forjó su cuerpo. Porque es cierto que la carne es carne y el espíritu es espíritu y somos algo más que carne y huesos.
Y mirando hoy, en la capilla de las hermanitas, a ese San José que lleva el niño en sus brazos ante la sonriente y confiada mirada de su madre, de alguna manera comprendí por qué Dios eligió a ese piadoso hombre para ser el padre de su hijo en la tierra y por qué sigue poniendo San Josés en la vida de tantos seres que necesitan un padre de verdad.
Al fin y al cabo, ser padre es darlo todo por un hijo y eso es lo que valora Dios.

Paco Zurita
Día de San José 2021

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