SONETO A UN ANCIANO

Sentado, cabizbajo, mira ausente. Una colilla se muere entre su mano. Dora la tarde de un tórrido verano las arrugas marcadas en su frente.   No siente la ceniza incandescente ni el sol que abrasa su cabello cano. Quieto en el banco desde muy temprano, levanta  al cielo  su rostro lentamente.   Mirando al infinitoSigue leyendo «SONETO A UN ANCIANO»