La ermita de la Algaida

Hoy, aburrido del letargo veraniego y expectante de luz en mi alma sombría, salí en coche sin rumbo fijo, dejando que el azar o mi oculta voluntad eligiera cada calle, cada camino, cada encrucijada. Remontado el río desde la Calzada sanluqueña y serpenteando por senderos escondidos para los foráneos, llegué a Bonanza y la dejéSigue leyendo «La ermita de la Algaida»