2022; UN NUEVO COMIENZO

Muchas veces tenemos la tentación, incluso la necesidad de buscar en el pasado un tiempo al que aferrarnos……

Posiblemente porque me faltaba poco para cerrar mi etapa de treinta años en el banco, el mes pasado me escapé con mi esposa en busca de un tiempo y  de un lugar que dejamos atrás tratando así, inútilmente, de agarrarme a ellos.

Calatayud fue mi primer destino como director en la entonces Caja Madrid y con veintisiete años y recién casados, la vida nos sonreía. Lejos de nuestras familias pero llenos de ilusiones, en aquella ciudad aragonesa forjamos nuestro matrimonio y nuestro porvenir. No exenta de renuncias y sacrificios, aquella etapa dejó entrañables recuerdos en nuestras vidas. Quizás por ello, próximo al omega de esa parte de mi existencia, busqué el alfa….¡En vano! Y digo en vano porque tantos años después de aquel comienzo, no fuimos capaces de revivir nada de lo que vivimos entonces.

Ya no existía el  bar donde compartíamos buenos ratos, ni la confitería donde comprábamos turrones.  El viejo convento derruido frente a casa era ahora un lujoso hotel y mi antigua oficina se había convertido en   un bazar chino. Ya no estaban las personas que conocimos, ni Tomás, el viejo párroco de San Juan, ni nadie recordaba a aquel muchacho andaluz que llegó cargado de ilusiones. Pero sobre todo, nosotros ya no éramos los mismos que fuimos entonces.

Nos miramos a los ojos y lo entendimos al instante. Al día siguiente nos despedimos de Calatayud y de aquella etapa de nuestra vida y regresamos a Jerez por una ruta inexplorada y desconocida que atravesaba tierras inhóspitas del alto Tajo, tratando de evocar con este gesto la búsqueda de un nuevo comienzo, de una nueva etapa llena de incertidumbre pero al mismo tiempo retadora e ilusionante.

Quizás era necesario que viviera esa experiencia para darme cuenta de la inutilidad de aferrarse al pasado sintiendo  nostalgia por todo lo bueno que dejamos atrás. Quizás Dios me abrió los ojos para que reconociera cuán falaz es querer parar el reloj de la existencia cuando sigue corriendo y renunciamos así a vivirla.

Cuando llegamos a Jerez eché en falta mi bufanda y traté de recordar dónde me la había puesto por última vez.  Busqué entre las fotos del móvil  y me percaté enseguida. Fue en el mirador de la Virgen de la Peña, la patrona de Calatayud. Allí se me cayó al montarme en el coche antes de iniciar el camino de regreso.  Y allí también  me dejé  una parte de mi vida de la que guardo gratos recuerdos que no quisiera manchar de vanos deseos.  Era una bonita bufanda que me  regaló mi esposa, como  también me regala hermosos momentos cada día, cada hora, cada instante que aún Dios nos permita vivir. Y aún me podrá regalar otras que pueda lucir en lugares nuevos, en tiempos nuevos, en experiencias nuevas.

Acaba el año 2021 y con él termina una gran etapa en el banco y en mi vida que tuve la suerte de vivir intensamente. Empieza 2022 y con él una  oportunidad de vivir nuevos comienzos, nuevas ilusiones, nuevas historias por escribir. Acaba una etapa y comienza otra y aquí sigo yo mientras Dios quiera cargado de buenos deseos, ganas renovadas y firme propósito de no mirar atrás para buscar lo que ya no existe.

¡Feliz Año Nuevo!

Paco Zurita

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