EL MILAGRO ESPAÑOL

Tras la Segunda Guerra mundial, Alemania quedó devastada, dividida y humillada. Más aún, la deuda de guerra contraída con las potencias vencedoras hacía que el país teutón no pudiera partir ni siquiera de cero.

El conocido como “Milagro económico alemán” puede cimentarse y resumirse en la voluntad de un pueblo abnegado, responsable, trabajador y, sobre todo, unido en pos de una causa común; dejar atrás la miseria y convertirse en una de las más poderosas economías del mundo.

Afortunadamente no tenemos un país devastado en infraestructuras o en tejido productivo. Pero desgraciadamente tenemos un país que no se encuentra a sí mismo y que, con aplausos a los héroes, trata inútilmente de unirse en pos de un gesto que nos haga darnos cuenta que hay que salir juntos de esta situación en la que nos ha puesto un virus invisible.

El pueblo español, a lo largo de sus más de quinientos años de historia, ha salido fortalecido de los envites de enemigos internos y externos que han puesto en jaque su continuidad como Estado. Este mortífero virus se está cebando precisamente con esa generación que nos dio una nueva oportunidad de convivencia y   cimentó las bases de casi 40 años de prosperidad.

Este nuevo enemigo a batir no ha hecho más que recordarnos que hay otros virus más peligrosos que acechan nuestra convivencia y el bienestar que hemos alcanzado. Son los que inoculan los aprovechados que quieren cambiar el Régimen o los “salvapatrias” que aprovechan la coyuntura para hacerse héroes, o los líderes insensatos que desdeñan ayudas y generosidad  porque se bastan solos en sus ensoñaciones nacionalistas.  Cuando todo pase, los que sobrevivan tendrán tiempo de juzgarlos en esta vida, y los muertos que han causado o puedan causar sus egoísmos o su irresponsabilidad lo harán desde el cielo.

Ahora, que España vive confinada y nos adentramos en los días grandes de la Pascua, es momento de enterrar rencores, desdeñar bajezas morales, aplaudir comportamientos ejemplares  y evitar estériles divisiones.  De superar miedos, cómo el que tuvieron los apóstoles cuando todo estaba perdido y cuya esperanza se recuperó ese Domingo de Resurrección….

Es hora de actuar como lo hizo el pueblo alemán  pero con la ventaja de no partir de cero. Es hora de determinación,  de generosidad,  de unidad y de responsabilidad.  Es hora de resaltar la grandeza que tiene este  noble pueblo dentro del corazón de cada uno de nosotros. Quizás entonces podamos decir con orgullo que también existe “El milagro español”

Paco Zurita

abril 2020

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