Aquel verano de 2016 mi amigo Federico se moría, al igual que aquel viejo sauce llorón… A Federico, gran amigo de la familia, mejor cristiano, a los tres años de su muerte.
No puede con su alma el viejo sauce
con su grueso tronco carcomido
que, orgulloso de haber reverdecido,
se rinde a la evidencia y se deshace.
Ya no importa que un rayo lo amenace
o el viento lo desgaje de un soplido,
que el sol abrase el brote renacido
y el frío cada hoja que renace.
Sólo queda erguido en la esperanza
su enorme tronco, herido ya de muerte,
y sus escasas hojas como abrigo.
Y ahora te digo, viejo sauce al verte
que me evocas las penas de un amigo
que llora, como tú, tu misma suerte.
PACO ZURITA, OCTUBRE 2016