El Primer coche que tuvieron mis padres era un Renault 4L al que llamamos “Popeye”. Tenía el color de un cielo encapotado, un perfil grácil y ligero, apariencia frágil y delgadez extrema pero su noble corazón de hierro nos llevaba a todas partes con diligencia y seguridad. Al igual que el marinero de la pipaSigue leyendo «POPEYE»