UNA NUEVA SÁBANA SANTA

Entre la grandiosa belleza de palacios imponentes, templos sublimes y museos que albergan obras prodigiosas de todas las épocas, una imagen en un parque cercano me hizo detenerme .

Estos primeros días de agosto estaban  siendo especialmente tórridos y las calles casi  desiertas de Turín daban buena cuenta de ello.

Aun así, la hermosa ciudad del Piamonte no nos  hubiera perdonado a mi esposa y a mí desperdiciar nuestra corta estancia entre sus  muros, encerrándonos en algún espacio con aire acondicionado.

Esa mañana, tras recorrer su animado mercado central,  nos dirigíamos al templo que guarda el sudario que, según la tradición, cubrió el cuerpo de Cristo tras bajarlo muerto de la cruz.

Y en  ese recorrido, en un pequeño parque junto a las viejas murallas de la ciudad, cada banco era una tumba viviente de seres humanos que parecían no serlo a los ojos de los transeúntes que por allí pasaban.

No había un solo banco en aquel lugar donde no durmiera, no importa el sofocante calor que reinaba, uno de esos desheredados de la tierra, que a tan poca gente importa.

Me detuve un buen rato y dirigí la cámara de mi móvil hacia aquella impactante estampa que ante mis ojos y  que reflejaba los contrastes de la vida.

Un poco más allá nos esperaba la Sábana Santa y, atendiendo a las propias palabras del que estuvo cubierto por ella, vi que el Señor también  dormía  entre aquellas sabanas improvisadas sobre los bancos del parque.

Cuando llegamos al Duomo, la catedral turinesa que alberga el lienzo de lino del crucificado, entendí que en este mundo habría muchas más  sábanas santas si fuéramos  capaces de “resucitar” a tantas almas perdidas  que duermen a la intemperie cada noche.

Nos fuimos de la catedral de Turín impresionados por todo cuanto vimos y por los signos inequívocos de sufrimiento que padeció  aquel ser humano, plasmados para siempre en el lienzo fúnebre.

Ya de vuelta a casa, recordando todo lo vivido, nos quedamos con la certeza de que si hay algo que podamos hacer para aliviar  los dolores del hombre de la sábana, es convertir las mantas de cada uno de esos olvidados de la tierra en  una nueva sabana santa.

 

Paco Zurita

Agosto 2025

 

 

 

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